Errores por los que tu perro no aprende a ir al baño en un sólo lugar
Uno de los temas más complejos para todo guía (dueño) de un perro es el enseñarles a ir al baño en un sólo lugar. Cachorros que hacen pipí por todas partes, o que aún teniendo un pañal lo destrozan por completo, perros recién adoptados que no identifican el lugar correcto en su hogar nuevo…
Y ¿el resultado? Puro estrés para los humanos, y de paso para los perritos que no entienden qué es lo que sus guías esperan de ellos.
Por lo mismo, este puede parecer uno de los temas más difíciles para enseñar, pero resulta todo lo contrario, y en este post vamos a identificar algunos de los errores más comunes que nos impiden lograr que nuestro perro aprenda a identificar en dónde debe ir al baño.
1.- Falta de comunicación.
Y ojo, no hablamos de que le tengas que decir con palabras a tu perro en donde debe hacer (o en el peor de los casos, regañarlo, gritarle, todo lo que no se debe hacer. En todo aprendizaje, el guía debe tener una estrategia para comunicarle, por medio de ir premiando las decisiones que tome nuestro perro, el lugar correcto para ir al baño. Esto en conjunto con entender su lenguaje corporal (existen muchas señales que un perro puede mostrar cuando está buscando dónde hacer sus necesidades).
El problema es que, como humanos que nos comunicamos con palabras, siempre esperamos que nuestro perro “entienda” cuando le decimos textualmente “debes hacer ahí” o “¡eso no se hace!”, lo cual puede generar un cierto estrés en nuestro perro porque no entiende palabras (en sí, sólo están escuchando ruidos que emitimos, como cuando alguien nos habla en otro idioma). Debemos entender que los perros tienen otro modo de comunicarse y aprender para, de ese modo, encontrar la mejor forma de enseñarle que cuando sienta ganas de “ir al baño” debe ir a un lugar en específico, previamente asociado a ello.
2.- Regaños
En el pasado se nos ha enseñado que, para todo lo que haga “mal” tu perro, debes darle un “periodicazo”, una nalgada, un grito o restregar su cara en lo que hizo mal (Si, hay tanta barbaridad aún). Pero… ¿En verdad le estamos enseñando algo a nuestro perro con ese tipo de métodos aversivos? La respuesta es “NO”
Y tal vez algunos dirán que sus perros sí aprendieron porque no volvieron a hacerse en la sala o en la cocina, pero en la perspectiva del perro, lo que realmente aprendieron es a no hacer ni del baño ni alguna otra conducta enfrente de sus guías “impredecibles”, porque generan una desconfianza e inseguridad en la que ya no saben cuál conducta provocará un “problema” y un estado ofensivo en sus humanos. En pocas palabras, aprenden a tener miedo, no a relacionar o asociar un espacio con su necesidad fisiológica.
Además, ¿no sería más fácil premiar por un acierto que estar regañando y regañando por cada accidente? Pongámonos en el lugar de nuestros perros por un momento y hagamos las cosas más divertidas y ad hoc a su perspectiva canina.
3.- Falta de constancia y paciencia.
Teniendo una estrategia bien definida para enseñarle a nuestros perros a asociar el lugar correcto para ir al baño, siendo constantes y pacientes, podríamos tener al menos un 85% de aciertos y el aprendizaje casi asociado en al menos 1-2 semanas (cada perro es único y diferente en su forma de aprender, por eso es importante definir bien la estrategia y ser constantes)
Pero, ¿qué pasa? Que tal vez unos días si premiamos por hacer en el lugar correcto, pero al dia siguiente ni nos acordamos, o nos salimos tan rápido de casa para ir al trabajo, que nos da igual donde haga nuestro perro del baño, y esta falta de constancia puede confundirlos, haciendo que el proceso de aprendizaje se extienda. Y luego, ¿a quién terminamos culpando? A los perros.
Especialmente en cachorros, es importante ser constantes en el proceso de aprendizaje. No podemos echarle todas las ganas del mundo un día, y al siguiente por desesperación o falta de compromiso, olvidarnos de nuestro perro y “aay, ya que haga donde quiera”, a menos de que hayas decidido esto por tu cuenta y no termines culpando a tu perro.
Los perros son seres sociables por naturaleza, por lo que el tiempo que les damos de atención, en diferentes aspectos de su vida, les ayuda a conocernos mejor, observarnos más y aprender más y más rápido de nuestras acciones y lo que les asociamos con cosas positivas.
Cualquier proceso de aprendizaje requiere que primero conozcas a tu perro, incluso antes de enseñarle un simple “sentado”. ¿Qué le gusta? ¿Qué no le gusta? ¿En qué momento le dan más ganas de ir al baño?, etc.
Observar y conocer a nuestro perro hace una GRAN diferencia cuando queremos enseñarles habilidades que nos ayuden a integrarlos más a nuestras rutinas, a nuestro día a día, a nuestra vida junto a ellos.
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¡Feliz entrenamiento!
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